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La técnica para enseñar a tus hijos a desarrollar nuevas conductas: El moldeamiento

La técnica para enseñar a tus hijos a desarrollar nuevas conductas: El moldeamiento

No te quedes sin ver las claves del moldeamiento para aplicar esta técnica con éxito. ¡En menos de 2 minutos te lo hemos contado!

 

El moldeamiento es un procedimiento en el que se refuerzan las aproximaciones sucesivas a una conducta meta. Para que el reforzamiento tenga lugar es necesario que se dé alguna conducta previa. Lo que conseguiréis con el reforzamiento será fortalecer la probabilidad de que la conducta reforzada tenga lugar. Primero empezaréis fortaleciendo aquellas conductas que más se asemejen a la que pretendéis conseguir. Después, iréis incrementando la exigencia progresivamente.

Para aplicarlo, debes seguir tres pasos:

1. Especificad una conducta meta. Ésta debe ser razonable y relevante para los intereses del niño/a. Negocia con tu hijo dónde queréis llegar.
2. Estableced un punto de partida o línea base. ¿Desde dónde partimos?, ¿qué sabe y qué no sabe hacer tu hijo/a en relación con la conducta objetivo?
3. Planificad las aproximaciones sucesivas, es decir, fragmentad la conducta meta en submetas. ¿En cuantos pasos dividiréis la conducta?, ¿cuánto tiempo dedicaréis a cada uno de ellos?

¡Ánimo! Tened en cuenta que las primeras etapas suelen ser más lentas por requerir más práctica que las siguientes, ya que el aprendizaje previo facilita el siguiente. Recordad que al principio el reforzamiento será más frecuente y el nivel de exigencia más bajo.

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Silvia Álava es autora de «Queremos Hijos Felices«, publicado por JdeJ Editores en 2014.

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¿Cómo se usan los mapas de las misiones?

Si has empezado una de las misiones en Gomins Viewer for Parents, verás que es necesario descargar el mapa de la misión para anotar el progreso de tu hijo o hija.

Comprobarás que, por lo general, el último paso de cada «Tip» te indica que premies a tu hijo con una cantidad determinada de puntos. Es en ese momento cuando necesitarás acudir al mapa de la misión correspondiente y anotar los puntos o colorear la estrella en el número de la «Tip» que acabáis de completar. Es importante que lo hagáis juntos, para que sea consciente de su progreso y esté motivado para continuar hasta el final.

Encontrarás los mapas en el área de descargas.

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¿Por qué funcionan?

Este sistema de puntos es un método eficaz para modificar el comportamiento de tu hijo e instaurar conductas deseables y positivas. Las 3 claves que necesitas saber para tener éxito son:
1. Coloca el mapa en un lugar visible, para que el niño pueda comprobar su evolución y ver cuántas «Tips» ha sido capaz de completar.
2. Dále los puntos de inmediato, en cuanto haya terminado de realizar la conducta deseada. Cuanto menos tiempo dejes pasar desde que lo hace hasta que le premias, más probabilidades habrá de que repita ese comportamiento.
3. Recompénsale solo cuando consiga el objetivo pactado de antemano y no en caso contrario.

¿Estás listo para tu próxima misión?

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10 consejos para educar a niños en el optimismo

10 consejos para educar a niños en el optimismo

Por Silvia Álava

Hay niños que son especialmente negativos y pesimistas, es como si tuvieran un radar para detectar todas las cosas que no salen bien, todo lo malo o lo que no tienen, y se anticipan en negativo pensando que todo va a ir mal, de tal forma que no intentan las cosas porque siempre piensan que no van a ser capaces o les va a salir mal.

No son capaces de darse cuenta de su valía, y a la larga esto puede generar un problema de inseguridad personal y baja autoestima, además de impedirles ser felices, pues en ocasiones este tipo de pensamiento y de conductas les impide afrontar con éxito las situaciones de la vida cotidiana.

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Cómo ayudar a los niños pesimistas:

Es fundamental que estos niños aprendan a enfrentarse a su negativismo y cuenten con técnicas y estrategias para superarlo. Se trata de que se hagan fuertes ante las contrariedades del día a día y que sean capaces de concentrarse en los aspectos positivos en vez focalizar y quedarse atrapados en los negativos.

Ante todo recordemos que nuestro propio ejemplo es la mejor forma de enseñarles cómo afrontar el día a día de forma positiva.

Diez consejos para conseguir que los niños sean optimistas:

  1. Analiza la situación. ¿En qué momento tu hijo tiene esa actitud pesimista? ¿Es una actitud constante, o es a la hora de realizar determinadas tareas que sabe que se le dan peor?
  2. Entrena con él aquella tareas que se le dan peor, eso le hará coger confianza en sí mismo.
  3. Empieza a trabajar desde el nivel que se encuentra el niño, pidiéndole cosas que sabemos que si que puede conseguir. Si el nivel de exigencia es demasiado alto, el niño se puede frustrar al saber que no lo va a conseguir, y favoreceremos sus pensamientos pesimistas.
  4. Trabaja la importancia del esfuerzo desde pequeño. Que sepa que ante las adversidades, la respuesta no es la queja ni verbalizaciones negativas como ‘no puedo’, ‘es que muy difícil’, ‘a mí no me sale’….
  5. Refuérzale mucho cuando algo le sale bien, que se sienta importante y orgulloso.
  6. Atiéndele también cuando no tiene una actitud pesimista, que vea que tiene más atención en positivo que en negativo.
  7. Cuando está muy bloqueado no es el momento de hablar con él ni de hacerle razonar. Es mejor esperar a que se le pase, pues por mucho que le intentamos que vea las cosas de forma positiva, primero necesita ‘desconectar’ antes de seguir con la tarea. Puedes leer más sobre el estrés aquí.
  8. Resalta sus cualidades, enumera o haz una lista con él de las cosas que se le dan bien, por pequeñas e insignificantes que parezcan tiene que aprender a valorarlas.
  9. Enseña al niño a aceptarse como es. Tenemos que aprender a querernos y aceptarnos como somos desde pequeños con nuestras limitaciones. No siempre se puede ser el mejor jugando al fútbol, o al baloncesto. Lo importante es esforzarse para hacer las cosas lo mejor posible.
  10. No olvidemos que la principal fuente de aprendizaje de los niños es el modelado. Los niños copian a sus adultos de referencia: sus padres. Seamos un modelo de superación ante las adversidades, no de negatividad.

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Fuente original del texto: guiainfantil.com

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Tiempo de calidad (IV): Todos salimos ganando

Tiempo de calidad (IV): Todos salimos ganando

Por Sandra Méndez

Puede que si ya has puesto en práctica alguno de los consejos que comentábamos en los anteriores posts, hayas comprobado en primera persona los beneficios de compartir un tiempo de calidad en familia.

Si, por el contrario, todavía no te has atrevido con ninguno de ellos, puede que entonces te decidas al ver las 5 ventajas que conllevan para todos vosotros:

  1. Si procuráis que el poco tiempo que pasáis en familia sea de calidad, intensificaréis los vínculos afectivos y reforzaréis vuestro sentimiento de pertenencia familiar. ¡Sois el mejor equipo que ninguna liga podría soñar!
  2. Facilitarás la comunicación entre todos vosotros. Le estarás enseñando a transmitir sus pensamientos e inquietudes en un entorno seguro en el que poder expresarse libremente. Os ayudará a conoceros aún mejor los unos a los otros. Esto tiene múltiples ventajas a la hora de relacionaros.
  3. Si propicias momentos agradables, aumentará vuestro sentimiento de bienestar. Recuerda que la risa y el buen humor ayudan a estrechar lazos afectivos. Además, mejorarás el clima familiar. Adiós gritos, adiós discusiones inútiles e innecesarias.
  4. Se sentirá querido y atendido, lo que aumentará su autoestima, confianza y seguridad en sí mism@. ¡Con tu apoyo creerá que puede hacerlo todo!
  5. Favorecerás su desarrollo cognitivo, emocional y social. Además, dedicaros el uno al otro sin condiciones hará que desconectéis, os relajéis y os divirtáis.

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Como ves, son muchas las consecuencias positivas que se derivan de disfrutar de un tiempo de calidad en familia. Te invitamos a ponerte en marcha cuanto antes. No desesperes si al principio las cosas no salen como esperabas, es normal que necesitéis vuestro tiempo para acomodaros a los nuevos hábitos. El tesón y la perseverancia serán tus mejores aliados. El sistema Gomins® es una excelente herramienta para sacarle el máximo partido a vuestro tiempo, personalizando al máximo actividades y juegos a las características de tus hijos, y con la garantía de un equipo de expertos de reconocido prestigio. ¿A qué esperas para descargar Gomins para Android o iPad?

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¡Y recuerda! No te olvides de soltar amarras, el sentimiento de culpa no hará sino frenarte y restarte energías. Acabará llevándote a compensar ese malestar con prácticas que no deseas: bien dándoles todo lo que te piden, bien dificultando el establecer límites y responder con un «NO», o bien sobreprotegiéndoles.

Paciencia, corazón, fuerza, optimismo y, sobretodo, sentido común que, aunque resulte irónico debido a su nombre, olvidamos muchas veces practicar.

¡Suerte mamás y papás!

 

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Tiempo de calidad (III): ¿Por qué calidad vale más que cantidad?

Tiempo de calidad (III): ¿Por qué calidad vale más que cantidad?

Por Sandra Méndez

Muchos padres buscan desesperadamente la varita mágica que les ayude a resolver sus problemas y disipar sus dudas sobre cómo afrontar el hecho de educar a sus hijos. Vamos, ¡reconozcámoslo!, las varitas mágicas sólo existen en los cuentos de hadas y esto es la vida real. No hay una solución única a tus problemas ni tampoco una que se ajuste a todos por igual. ¿Opciones? Sí, muchas, y cada vez más. Sólo has de encontrar la que más se ajuste a ti y a tu familia. Puede que la descubras en las siguientes líneas…, ¿quién sabe?

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  • Para los que disponen de poco tiempo, la clave es priorizar en función de sus necesidades. Cuando estés con tus hijos, escúchales con atención, trata de dejar a un lado las prisas, el teléfono o tu agenda. Ellos necesitan contar sus vivencias y les gusta sentirse escuchados y arropados. Entra en su mundo, muéstrate cercan@ e interesad@. Céntrate más en preguntar cómo se siente que en dar consejos.
  • Pregúntales qué les gustaría hacer contigo, deja que elijan una actividad y concédeselo, siempre y cuando sea factible. No esperes a que te lo digan y no trates de adivinarlo. Puede que te sorprendan.
  • Dale autonomía para que aprenda a vestirse, asearse, comer y organizarse por sí sol@. No olvides que necesitará su tiempo para hacerlo. Una buena dosis de paciencia te irá bien. Piensa que es fundamental que adquiera autonomía y aprenda a valerse por sí mism@. 

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  • Utiliza la música como un aliado más en la educación de tus hijos. Con ella aprenden a expresarse de forma diferente y les estimula desde muy pequeños. Bailar, cantar o trotar os servirá para compartir vuestro tiempo mientras desconectáis y os relajáis.
  • Trata de no transmitirle tus preocupaciones o agobios del trabajo cuando estéis juntos. Son capaces de percibir más de lo que crees. Si te resulta difícil, hazle saber que estás cansad@ o preocupad@ y explícale brevemente por qué. Así, evitarás que atribuya tus señales no verbales a otras cuestiones (aburrimiento, desgana, falta de interés, etc.).

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  • No temas por sus errores, debe aprender a manejar la frustración que produce equivocarse o no conseguir que las cosas salgan como uno desea. Dale recursos y estrategias para hacerle frente; recuerda que su mejor guía eres tú. Si quieres saber más al respecto, no dudes en descargarte Gomins®, disponible para Android e iPad.

Puede que, a estas alturas, los más escépticos os estéis preguntando: «¿y qué consigo yo con todo esto?«. Ya te adelanto que muchas cosas buenas. Si quieres descubrirlas, ¡no te pierdas nuestro siguiente post!

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Tiempo de calidad (II): Consejos para que planifiques el tiempo con tus hijos

Tiempo de calidad (II): Consejos para que planifiques el tiempo con tus hijos

Por Sandra Méndez

En el anterior post estuvimos comentando algunas claves que bien pueden entenderse como (pre)requisitos fundamentales para poder educar a nuestros hijos disfrutando de ello y con ellos. En esta ocasión, te damos algunos consejos que pueden serte de ayuda en tu día a día.

Parece lógico pensar que, por muy relevante que sea la calidad del tiempo que pasas con tus hijos, ha de existir un mínimo de cantidad (pero no olvides que pueden ser más productivos 15 minutos escuchándole y observándole atentamente que 2 horas juntos mientras uno ve la televisión y otro utiliza su tablet).

¿Cómo puedo planificar y organizar el tiempo con mis hijos?

duchaFotografía: Danielle Guenther

  • Los niños no tienen capacidad suficiente para gestionar su horario, por lo que deberás ser tú quien reserve un hueco para dedicaros mutuamente. Aunque dependerá de las peculiaridades de cada hogar, un momento propicio suele ser antes de irse a dormir.
  • Si tienes más de un hijo, dedica unos minutos a solas a cada uno de ellos. Haz que se sienta especial y permítele que durante ese tiempo sea el único protagonista.
  • Planifica el tiempo que necesitaréis para hacer algo concreto en función de la tarea y de la edad del niño. Recuerda que ellos necesitan más tiempo que tú para hacer la mayoría de cosas. Ajústate a sus necesidades. No le obligues a seguir tu ritmo, porque no podrá hacerlo. ¡Sé previsor y te ahorrarás prisas y discusiones!
  • ¡Cenad sin tele! Aprovechad mientras coméis para conversar sobre cómo habéis pasado el día, qué cosas buenas os han sucedido y qué planes tenéis para el día siguiente.
  • Adéntrales en tu mundo, comparte con ellos otras facetas de tu vida para que comprendan que mamá o papá son algo más. Si entienden que además del rol de mamá, también tienes un rol de farmacéutica, otro de alumna de la clase de Fitness de los jueves y otro de mejor amiga de Lucía, les costará menos entender que te dedicas a más cosas aparte de ser madre.

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En nuestro siguiente post te damos las claves para que exprimas al máximo el tiempo que has conseguido sacar para compartirlo con tus hijos.

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Tiempo de calidad (I): El ABC para ser una familia feliz

Tiempo de calidad (I): El ABC para ser una familia feliz

Por Sandra Méndez

Cuando escuchamos a diferentes profesionales comentar la importancia de buscar un tiempo de calidad para compartir con nuestros hijos, no se están refiriendo a que debamos establecer unos períodos en los que entregarnos en cuerpo y alma a ellos y, después, volver al estado inicial sintiéndonos liberados, como si ya hubiésemos cumplido.

No.

No se trata de fijar espacios concretos de calidad, sino de aprovechar el (poco) tiempo del que disponemos para que éste sea lo más provechoso posible, dentro de las posibilidades de cada uno, ya sea conduciendo, preparando la cena, jugando o vistiéndolos.

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Porque importa más la calidad que la cantidad. Aunque suene a tópico, es así.

El ajetreo de la vida que llevamos hace que, muchas veces, veamos la educación de nuestros hijos como una gran cuesta hacia arriba, con mucha pendiente. Para que exista un cambio, primero debemos convencernos de que éste es posible, de que después de la cuesta, viene llano. Reorganicemos nuestras agendas, si somos capaces de organizarnos en el trabajo, ¿por qué no íbamos a ser capaces de hacerlo en casa?

Con los siguientes consejos lo que pretendemos es ayudarte para que empieces a vislumbrar ese ansiado cambio que crees necesario y que hará que te sientas mejor con tus hijos y contigo mism@.

Comenzaremos por algo más general pero básico, el «abc» de cómo tener una familia feliz sin morir en el intento:

1. Para poder ofrecer lo mejor de ti a tus hijos, primero debes sentirte a gusto contigo mism@. No te culpes por creer que no les estás dedicando tiempo suficiente o por pensar que no lo estás haciendo correctamente. No construyas en tu mente una imagen idealizada de lo que sería la madre o el padre ideal, pues no hará sino caparte como persona, cortarte las alas y frustrarte por no conseguir alcanzar lo que no existe.

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2. Cada madre o padre es diferente. No cometas el error de compararte con el resto. Confía en ti, no temas por las evaluaciones de los demás y cuidado con exigirte más de la cuenta. Si educas desde el amor y el respeto, entonces lo harás bien, no te angusties por ello.

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3. Asume que nadie es infalible, que precisamente por el hecho de ser humanos, nos equivocamos. Lo que verdaderamente importa es aprender de nuestros errores y tratar de corregirlos en futuras ocasiones. Aceptar que no puedes saberlo todo hará que te sientas más relajad@.

En el siguiente post entraremos más a fondo en el funcionamiento diario con los niños. Hasta entonces, ya tienes algo para poner en marcha desde hoy mismo, ¡ánimo!

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Claves para escoger la tablet más adecuada para tu hij@

Claves para escoger la tablet más adecuada para tu hij@

Por Sandra Méndez

Si estás pensando en añadir una tablet a la cesta de los Reyes Magos estas Navidades, te vendrá bien leer este post en el que te damos algunas orientaciones que deberías tener en cuenta antes de nada.

Desde que llegaron a nuestras vidas en 2010, las tablets se han convertido en un acompañante inseparable. Un estudio acerca del uso de las tablets en las familias revela que el 91% de ellas tiene una en casa y muchas de las que no la tienen están pensando en comprarla próximamente. Que no nos extrañe cuando vemos a un bebé que está trasteando con un objeto que pilla por banda hacer gestos como si de una pantalla táctil se tratara, imitando con sus dedos los movimientos que ha visto hacer a sus padres. Admitámoslo: son auténticos nativos digitales y ello puede tener múltiples ventajas a nivel educativo, ¡aprovechémoslas!

Las tablets orientadas exclusivamente para niñ@s están de moda y son muchas las alternativas que podemos encontrar en el mercado. Sin embargo, ¿cómo saber si estamos haciendo una buena compra?, ¿qué es lo más importante que debemos tener en cuenta? Los aspectos más relevantes a nivel técnico son:

  1. El procesador. Serán mejor opción aquellas tablets que cuenten con Dual o Quad Core (2 o más núcleos), ya que aumentará la velocidad de ejecución de sus aplicaciones y disminuirá el consumo de la batería.
  2. La memoria RAM. Es un factor clave si no queremos que cualquier juego o vídeo tarde una eternidad en cargarse. Lo ideal sería comprar una tablet de 1 GB.
  3. Acceso libre a Google Play. Muchas tablets pueden resultar por fuera muy atractivas para nuestros hij@s, pero tener el inconveniente de no poder acceder gratuitamente a Google Play, donde sin duda encontramos la mayor variedad de Apps, ya sean gratuitas o de pago. No obstante, este inconveniente suele subsanarse con plataformas propias de la tablet, siempre y cuando ofrezcan Apps gratuitas en sus tiendas, como es el caso de Paquitoland, de la tablet Paquito Mini de Imaginarium (179 €).
  4. Memoria interna. Si la tablet tiene una ranura para introducir una tarjeta MicroSD, la cantidad de memoria interna no se convierte en un aspecto tan importante a tener en cuenta.

Cuando barajamos la idea de comprar una tablet para nuestr@ hij@, no nos paramos a pensar en qué se diferencia una exclusivamente diseñada para niños de una tablet normal. Realmente, en el contenido pre-instalado y en el control parental. Sin embargo, podemos encontrar muchas Apps gratuitas de control parental, como por ejemplo Kid’s Place o Kido’z. En cuanto a los programas pre-instalados, no tiene sentido comprar una u otra tablet por las aplicaciones que traiga, ya que la mayoría de las preferidas por l@s niñ@s se pueden descargar de forma rápida y gratuita. La idea con la que tenemos que quedarnos es que cualquier tablet puede tener control parental. No necesitamos comprar una tablet infantil para disponer de estos sistemas de protección.

En definitiva, la elección final irá en función de la edad que tenga el/la niñ@, del uso que vaya a darle y del presupuesto del que dispongáis. Aquí os dejamos algunos modelos concretos que van desde los 60 hasta los 179€. Hemos incluido tanto tablets infantiles como normales para adaptar a niñ@s y ser una buena elección para toda la familia:

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Es importante tener en cuenta que no existe la tablet ideal para niños, cada una ofrece unas prestaciones propias que se ajustarán más a unos casos que a otros. Lo que sí es cierto es que la tecnología supone un gran apoyo en su educación. El 90% de los estudiantes considera que la tablet le ayuda a estudiar y, en muchos aspectos, se ha convertido en el sustituto del ordenador.

La tablet resulta útil tanto dentro como fuera del entorno educativo. Si como muchos otros padres, tú también has decidido comprar una tablet para tu hij@ estas Navidades, no dudes en descargarte Gomins, el videojuego que te ayudará a evaluar y desarrollar la Inteligencia Emocional de tu hij@. Porque los videojuegos no tienen por qué ser un simple divertimento, sino también, y lo que es más importante, una valiosa herramienta de aprendizaje.

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«Mamá y yo hemos suspendido tres asignaturas esta evaluación»

«Mamá y yo hemos suspendido tres asignaturas esta evaluación»

Por David Pulido

Un niño de once años que acudía a consulta porque sus padres estaban preocupados por su rendimiento escolar me dijo: “Hemos suspendido tres esta evaluación”. Preguntado entonces a quiénes se refería, me dijo “mamá y yo” y pensativo añadió: “Aunque para ella es peor porque había estudiado más que yo”. Esta anécdota refleja el creciente aumento de preocupación de los padres porque sus hijos no hacen los deberes si no están ellos encima. Y además muestra una realidad nada cómica en los hogares: luchas diarias para conseguir que hagan los ejercicios, tardes enteras empleadas por toda la familia en las tareas del niño y un inevitable fracaso escolar con el tiempo. Y lo que es más importante: una absoluta falta de autonomía a la hora de estudiar y de aceptar como propia la responsabilidad académica.

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El objetivo inicial de implicar a los padres en la educación escolar se ha desvirtuado y entrar en una dinámica equivocada tiene como resultado que los niños no saben estudiar solos.

La explicación que los desbordados padres dan acerca de por qué hacen los deberes con los niños, y en muchas ocasiones en lugar de ellos, es que a sus hijos no les gusta o sólo los hacen para conseguir algo, sin motivación propia. Parten de la concepción errónea de que la motivación o el encontrar divertido hacer las tareas escolares es algo innato, que no depende de ellos, cuando en realidad a cualquier niño le gustaría más estar jugando y no copiando hojas.

Pero algunos niños empezaron obteniendo refuerzos a la hora de hacer los deberes, tanto en el colegio como en casa, y al final han acabado asociándolo como algo gratificante. Por tanto, cada vez es menos necesario premiar en casa, puesto que el niño tendrá otro tipo de refuerzos menos materiales o que no dependen ya de los padres. Tienen esa «motivación interna» que reclaman. Pero no venía de serie, la han adquirido.

La dinámica errónea también tiene que ver con qué conducta estamos reforzando: el niño no hace los deberes, por lo tanto los padres se sientan con ellos y les dedican su tiempo y esfuerzo. Eventualmente acaban facilitando también la respuestas a los problemas que les surgen y ayudando en todo lo posible para que acaben antes de la hora de la cena. Las siguientes semanas, la situación no mejora sino que cada vez su dependencia hacia la ayuda de los padres es mayor.

¿Qué está ocurriendo aquí?

Al dedicar nuestra atención al niño, antes siquiera de que empiece la tarea, estamos reforzando esa inactividad. El niño sabe que si se queda parado frente a los deberes sus padres acudirán. El no contestar bien las tareas o tardar en hacerlas tiene como premio el que sean los padres quienes nos den la respuesta o faciliten todo para acabar cuanto antes. ¿Para qué esforzarse entonces? Aunque tengan que soportar alguna regañina, al final el trabajo estará hecho, sin que apenas hayan tenido que pensar o trabajar, y además durante la larga tarde habrán tenido toda la atención del mundo y no siempre en forma de malas caras.

El problema es luego a la hora de hacer los exámenes. Allí no están los padres para completar las respuestas como hacen en casa. Es fácilmente identificable un examen de un niño que no ha estudiado por el tipo de respuestas “vagas” que dan. El niño suspenderá y los padres se verán más justificados que nunca para estar encima de ellos, “ahora es cuando no podemos dejarle a su aire” y en todo este proceso el niño no habrá aprendido la manera de gestionar su tiempo, de resolver problemas o de aplicar sus propias estrategias para optimizar su aprendizaje. En definitiva. No habrá aprendido a estudiar solo.

El no saber salir de esta dinámica al priorizar los resultados académicos al propio aprendizaje de la conducta de realizar los deberes de manera autónoma, prolonga esta situación hasta el absurdo. El niño sigue adelante con los estudios y puede llegar al bachillerato incluso sin haberse responsabilizado de los éxitos o fracasos académicos y sin tener herramientas propias para estudiar. Cuánto mayor es el niño mayores serán los conflictos en casa para que haga los deberes y mayores dificultades tendrá para hacer frente a los estudios, así que al final el fracaso es inevitable.

Desengancharse de esta dinámica tiene que ser gradual: no podemos pretender que lo que no ha aprendido a hacer en años pueda aplicarlo de golpe, por lo cual nuestra retirada tendrá que hacerse de una manera estudiada.

Cómo pasar de hacer los deberes con el niño a que los haga él solo

1. Es muy importante conocer previamente si existe alguna dificultad real en el aprendizaje y cuál es la capacidad del niño para adaptar nuestra ayuda a sus necesidades. Si existe algún déficit, habrá que trabajar con el colegio para conseguir que el niño aprenda técnicas que compensen sus dificultades, pero en ningún caso la solución será hacer los deberes por el niño e ir tirando indefinidamente.

2. Nuestra presencia no puede ser lo que mueva al niño a hacer los deberes o nos obligará a estar siempre pendientes. Hay que usar otro tipo de estímulos y los más útiles son los temporales y los espaciales: empezar siempre a la misma hora y en el mismo lugar de estudio facilitará que el niño sepa cuándo tiene que ponerse y cuándo dejarlo.

3. Cuando el niño se ponga, le pedimos que nos llame y entonces, al principio, le organizaremos las tareas por partes y explicaremos cuál es la primera que tiene que hacer. Después dejamos al niño sólo haciéndola.

3. Si el niño tiene dudas nos puede llamar pero nunca permaneceremos sentados con él. Tras resolverlas nos volvemos a ir y sólo acudimos cuando la haya terminado y nos llame.

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4. Reforzamos entonces la ejecución y corregimos lo que no esté bien. Después, explicamos la nueva tarea y volvemos a dejarle sólo. Puede ser algo cansado al principio pero el cambio es importantísimo: hemos pasado de reforzar la inactividad a reforzar la ejecución. El niño hará los deberes sabiendo que al hacerlo es cuando tendrá la atención y ayuda de los padres, y no antes.

5. Cada semana se irá viendo la evolución y entonces iremos bajando el nivel de apoyo: cada vez dosificaremos menos y no hará falta acudir tantas veces. Luego sólo explicaremos al principio y corregiremos al final de la tarde. Finalmente no hará falta más que una pequeña revisión informal de lo trabajado, porque el niño será capaz de realizarlos todos de manera autónoma.

6. Es muy importante reforzar cada día por el estudio y no sólo por los resultados en el colegio. Además de felicitarle por su trabajo, le demostramos cómo de esta manera la tarde es más gratificante para todos y puede tener mucho más tiempo para jugar al acabarlos antes.

7. Por último, para conseguir mejores resultados, es importante que el colegio vea el cambio en el planteamiento con el niño y si aún es pronto para reforzar con buenas notas, es bueno que sí le hagan ver al niño que su esfuerzo se nota.

Publicado en: Blog de Gomins, Colegio y Educación

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Cómo elaborar una economía de fichas eficaz en la educación de tu hijo

Cómo elaborar una economía de fichas eficaz en la educación de tu hijo

Por David Pulido

Padres desesperados con sus hijos que acuden a consulta y dicen eso de: “hemos intentado eso que sale en la tele de la cartulina con puntos y con este niño ese truco no sirve”.

Gracias a los medios de comunicación se han hecho muy conocidas en los últimos años estrategias para modificar comportamientos en niños. La citada “cartulina con puntos” es una técnica muy conocida en modificación de conducta llamada economía de fichas que consiste básicamente en dar puntos al niño al realizar ciertos comportamientos que podrán canjearse por un premio.

Un problema recurrente en la popularización de la psicología es que se acaba perdiendo la fundamentación teórica que sostiene una determinada técnica. La economía de fichas no es un truco o un remedio comercial sino que está basada en los principios del condicionamiento operante que establece científicamente cómo se modifican las conductas. Por tanto, si “no funciona” es que no estamos entendiendo el problema de nuestro hijo o no estamos aplicando de manera adecuada la técnica.

Una economía de fichas exitosa necesita de un diseño adecuado

La economía de fichas es muy útil ya que al establecer las conductas objetivo podemos evaluar y registrar el avance, al utilizar un sistema de puntos podemos tener reforzadores inmediatos e infinitos y además implicamos al niño en la consecución de sus logros. Pero no es tan simple como copiar lo que hemos visto en la tele o hacer un catálogo de conductas y premios. Una economía de fichas exitosa necesita de un diseño adecuado que siempre ha de seguir los siguientes puntos clave:

A la hora de elegir las conductas a realizar

  • Conductas operativizables: Las conductas tienen que ser concretas y perfectamente identificables para determinar si se han cumplido o no: “Portarse bien” o “ser cariños” son confusas y ambiguas: Usaremos mejor “permanecer sentado a la hora de comer” o “dejar mi muñeca a mi hermana”
  • Conductas alcanzables: Las conductas, obviamente, han de ser posibles de realizar para su edad y circunstancias. Pero también tienen que estar dentro de su repertorio de aprendizaje. No podemos pretender que un niño que jamás se ha vestido solo lo haga de golpe o que una niña que ha suspendido siete ahora apruebe todas. Por eso reforzaremos conductas que se aproximen a esa meta, como “ponerse la camisa y el pantalón” y cuando ya lo hayan conseguido pasaremos a un nuevo nivel de consecución.
  • Pocas conductas: Es mejor establecer tres o cuatro conductas como máximo. No solo por la dificultad para él sino porque olvidamos que para los padres también es un proceso que requiere paciencia y sistematicidad y no podemos abarcar tanto.

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A la hora de asignar y dar los puntos

  • El punto es inmediato: La gran ventaja de este sistema es que podemos reforzar de manera inmediata con algo simbólico (puntos en una cartulina, fichas que se guardan en una cajita, pegatinas en un corcho…) la conducta que acaba de ser realizada de manera correcta y que si usáramos reforzadores reales (golosinas, cuentos…) no siempre podríamos o deberíamos. Por eso no se puede perder esta inmediatez. Padres que traen a consulta los registros a medias o le dicen al niño que le deben 15 puntos de la semana pasada, no han entendido qué es una economía de fichas.
  • Sistema simple: Puede existir diferentes valores asociados a diferentes conductas (1 punto por lavarse los dientes, 2 por recoger el desayuno…) pero tiene que seguir un sistema simple y no un código numérico que nos acabe perdiendo y al niño tentando a hacer sólo las conductas que le salgan más a cuenta. También hay que tener cuidado con dar “medios puntos” por conductas hechas a medias. Es mucho más eficaz premiar primero por hacerlo regular y luego subir el nivel, como se mencionó antes.
  • Siempre en positivo: Uno de los errores más comunes es establecer un sistema paralelo de penalización y restar puntos si no se consiguen conductas o para castigar otros comportamientos. Está probado que reforzar la conducta adecuada es más eficaz que castigar la inadecuada pero, además, en un sistema de puntos, irlos restando acaba desvalorizando los logros y haciendo que el niño pierda interés.
  • Acompañar el punto de otros refuerzos: Simultáneamente al darle el punto, es imprescindible que le felicitemos verbalmente y con algún gesto afectivo. Estos cumplidos, al asociarse al punto, irán adquiriendo el valor de refuerzo que en muchos casos habían perdido. El punto es provisional, el “muy bien” es para toda la vida.
  • Repaso de los puntos: En una hora fijada, normalmente al acostase, se hará un repaso de los puntos que haya obtenido de manera inmediata a lo largo del día, motivando al niño y haciendo un recuento con los más pequeños sobre cuánto les falta para conseguir su premio.
  • Acotar los puntos: No todo vale puntos a partir de ahora: Solo las conductas que hayamos acordado. Hemos de resistir la tentación de darle puntos al niño cada vez que queramos que haga algo, o conseguiremos que el niño aprenda a negociar todo a cambio de puntos y dejando de perseguir los objetivos propuestos. De igual manera es útil no hablar del recuento y de los premios más que a la hora fijada.

A la hora de elegir los premios

  1. Un abanico de premios deseados: Es bueno que el niño elija, guiado por los padres, los premios a los que pueda tener acceso y que tenga varios, de diferente valor, para elegir según los puntos que vaya alcanzando.
  2. Fáciles de conseguir: Deben existir premios “baratos” que el niño pueda conseguir pronto con pocos puntos para que entienda perfectamente el valor de los mismos y disfrute de su ganancia. En niños más mayores se puede designar un premio final de gran cantidad de puntos pero siempre es importante que existan premios intermedios y que no pase demasiado tiempo sin conseguir alguno o se desmotivarán.
  3. Premios específicos para el juego: Los premios que se elijan no pueden ser conseguidos por otros medios o los puntos no significarán nada. Por eso hay que tener cuidado de no pillarnos los dedos y especificar un premio que luego queramos darle por otra razón o que necesite tener pronto. También hay que tener cuidado con los cumpleaños y las Navidades ya que el niño estará saciado de regalos y no muestre tanto interés en conseguirlos.
  4. Premios no materiales: Los premios no tienen que ser sólo regalos, pueden ser actividades, caprichos, situaciones especiales, como ir toda la familia al zoo, quedarse a dormir con los primos o hacerle su comida favorita, siempre que tengamos en cuenta todo lo anterior.

¿Y si aún así no funciona? Probablemente no estamos teniendo en cuenta otras contingencias que están operando más potentes que el punto o los premio. El caso más típico es la atención parental: el estar detrás de un niño que no hace los deberes toda la tarde puede ser más reforzante que el tener un punto para conseguir un muñeco al cabo de una semana.

También podemos encontrarnos un problema que no está mantenido por el condicionamiento operante. Por eso es mejor acudir a un profesional.  

Cuando el niño ya hace de continuo la conducta no es necesario seguir reforzándole salvo con nuestras palabras y gestos afectivos

¿Hasta cuándo hay que reforzar? Cuando el niño ya hace de continuo la conducta no es necesario seguir reforzándole salvo con nuestras palabras y gestos afectivos, que no dejaremos de dárselos. Además, la realización de esa conducta deseable conllevará sus propias ganancias: “sentirse mayor”, “que me felicite la profe”, “descansar mejor”… El niño ya ha aprendido que esa conducta es reforzante en sí, sin necesidad del refuerzo extra del punto. Es útil ir desvaneciendo la técnica poco a poco, usando cada vez refuerzos más globales y espaciados en vez de cesarla de golpe. Puedes ver un vídeo sobre cómo hacer un programa de refuerzo aquí.

¿Por qué es tan importante el papel de los padres? Por sorprendente que resulte, lo más relevante no es que el niño entienda y aplique la técnica. Sólo el hecho de que los padres entiendan la economía de fichas ya cambia las cosas en casa. Unifican bajo un mismo criterio qué le piden al niño y concretan de manera objetiva sus avances y sus dificultades, se obligan a reforzar de manera sistemática, independientemente de sus despistes o estados de ánimo y además de compartir con su hijo sus triunfos, acaban convirtiéndose ellos mismos en los más potentes reforzadores de las conductas de los pequeños.

 

Publicado en: Blog de Gomins, Familia, Inteligencia Emocional

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