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Lucía y sus interminables deberes. Parte II: 5 pautas para afrontar los deberes con éxito

Por Sandra Méndez

Después de un intenso día de trabajo, Teresa coge el coche y mientras conduce de vuelta a casa le invaden un sinfín de pensamientos. Empieza a agobiarse. Está pensando en todas las cosas que le quedan por hacer antes de que el reloj marque las doce; recoger al pequeño Hugo de sus clases de karate, bañarle, preparar la cena y lo peor de todo: perseguir a Lucía para que haga los deberes del cole. Su profesora le ha puesto ya tres puntos negativos esta semana.

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¿Qué puede hacer Teresa para conseguir que Lucía cambie su actitud y comience a hacerse cargo de sus obligaciones? Las 5 pautas:

 

  1. Disponer de un lugar fijo para hacer los deberes. Lo ideal sería que Lucía tuviese su propio rincón de estudio (cómodo, tranquilo, bien iluminado, provisto de material escolar y de consulta y alejado de posibles distracciones, como la televisión, los videojuegos, el teléfono y otros miembros de la familia).
  2. Evitar convertir el momento de hacer los deberes en la regañina de cada día. No anticiparse y ofrecer a Lucía la necesidad de cambio. Darle la oportunidad para que salga de ella. Si no funciona, negociar objetivos marcando recompensas y castigos, sin reñirla ni levantar el tono de voz y ofreciéndole siempre la posibilidad de ayudarla si lo necesita.
  3. Establecer una hora de comienzo y otra de finalización. Es importante marcar los tiempos, asumiendo que existe un principio y un fin y que en ese periodo hay unos objetivos por cumplir. Conviene también hacer descansos de entre dos y diez minutos cada hora de estudio.
  1. Respetar la forma de trabajar de cada profesor sin protestar sobre la cantidad o calidad de los deberes. Si Lucía escucha a su madre quejarse porque no está de acuerdo con los deberes que manda su profesora, ¿qué probabilidades hay de que se los tome en serio y finalmente los haga? Confiemos en que ellos son los profesionales y saben lo que hacen y por qué lo hacen.
  2. Recomendarle empezar por la asignatura más difícil. Pasados 30 minutos Lucía habrá alcanzado su máximo rendimiento. De esta forma aumentamos la probabilidad de éxito en la tarea y disminuimos las probabilidades de que se frustre por no ser capaz de hacerlo, teniendo en cuenta que a la hora y media su rendimiento habrá disminuido notablemente. Conviene dejar las asignaturas más fáciles para el final o para los momentos de mayor cansancio.

Con estas pautas Teresa consiguió allanar el terreno sobre el que después Lucía caminaría primero en compañía y después sola. Descubre en el siguiente post las claves del éxito.

¿Por qué les funcionó?

Publicado en: Blog de Gomins, Colegio y Educación, Familia

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