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Y tus hijos, ¿han descubierto ya lo que esconden los libros?

Por Sandra Méndez

El que ha disfrutado teniendo un libro entre sus manos sabe que son mundos abiertos a la imaginación de quien los lee y que lo bueno es que cada persona los vive y siente de forma diferente. La pena es darse cuenta de sus innumerables ventajas cuando ya eres mayor y has perdido la oportunidad de volver a leer con la mentalidad creativa y sin límites de un niño los libros de tu infancia. Para evitar que esto ocurra, lo mejor es fomentar desde pequeños la pasión por la lectura, por los misterios y aventuras que muchos encierran.

¿Cómo? Aquí tienes 7 consejos:

  1. Léele desde bebé. No esperes a que sea capaz de leer solo para empezar a tomar contacto con los libros. Cuanto antes lo haga, mejor será su capacidad lingüística. Le servirá para ejercitar su cerebro y facilitar la adquisición del lenguaje.bebé con libro
  2. Establece un horario, una rutina. Dedícale un tiempo a la lectura y sé constante. La desorganización suele estar reñida con el hábito de leer. Ayúdale a organizar su tiempo y facilítale un espacio donde poder contar con su propia biblioteca.
  3. Busca el momento apropiado. No todas las situaciones son válidas sobre todo si buscas despertar su interés por la lectura. Resérvalo para momentos relajados en los que exista una buena predisposición.niño con libro
  4. Dale libertad para leer. Lo mejor es que pueda elegir libremente los temas que más le gustan. Si se los impones tú, lo convertirás en una obligación más y la lectura perderá todo su encanto y razón de ser. Puedes servir de guía y hacer sugerencias, pero no caigas en imposiciones. Procura tener una propuesta de libros amplia y variada.niño con libro1
  5. Infórmate. Existe un libro adecuado para cada edad, niño y momento personal. Si tienes dudas, pide consejo a profesionales, en el colegio o en librerías infantiles. Huye de los juicios de valor. Cómics, revistas o tebeos, lo importante es la calidad.
  6. Escúchale con atención y responde sus dudas. Tú descubrirás cuáles son sus gustos y él aprenderá que puede contar contigo. Muestra interés por aquello que lee y felicítale por sus logros.
  7. Contágiale. Tú eres el mejor modelo que podría tener, su mayor estímulo. Si te suele ver leyendo te recomiendo dejar algún libro a su alcance. Lo más probable es que acabe cogiéndolo voluntariamente.niña con libro

Ayúdale a hacer de la lectura una herramienta más de disfrute personal. En Gomins® encontrarás diferentes cuentos con los que poder entrenar sus competencias emocionales de una manera divertida. Jumbo, Sabina, Marty el glotón y muchos más os esperan. Cada Gomin le servirá para aprender algo nuevo y mientras podrás desarrollar su placer por leer.

¿A qué esperas? ¡Desafía ya su imaginación! Al fin y al cabo, leer es soñar despierto…

Publicado en: Blog de Gomins, Colegio y Educación, Familia

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Superdotados, un cerebro por atender

Por Ángel Peralbo

Muchas veces nos olvidamos de esos críos que parece que lo saben todo y que lejos de ser así, es frecuente incluso que en realidad necesiten más atención, recursos y estrategias para su adecuado desarrollo, en un mundo que les exige como al que más y que crea unas altas expectativas sobre quien presupone que por tener un coeficiente intelectual de más de ciento treinta ya lo tiene todo hecho.

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Si nos atenemos a lo que ocurre al principio, vemos que en muchos casos los padres asisten a la paradoja de que a pesar de que su hijo es muy inteligente, lo que les dicen desde el centro educativo es que no atiende, que no quiere trabajar, que lo que quiere hacer es solo lo que decide hacer, etc. Son muchos los niños que aún siendo muy talentosos no sincronizan su potencial con el ritmo esperado en clase y lejos de destacar y conseguir los objetivos curriculares de forma adecuada, no arrancan o lo hacen en dirección contraria o en el mejor de los casos, brillan frente a lo que les gusta y fracasan en relación a lo demás. Utilizo deliberadamente la palabra “fracasan” porque se utiliza frecuentemente y lo hago para recalcar que debería de estar prohibida o al menos, su uso tendría que permitirse exclusivamente a partir de cierta edad, quizá en torno a los ochenta y cinco años, edad a la cual se podría empezar a hablar de fracaso y esto es cuestionable incluso. Considero que es un término que apunta demasiado a la idea de “no haberlo conseguido” frente a lo que pienso que en realidad debería dirigirse, la idea de que aún está en proceso de conseguirlo y hay que buscar la manera de que así sea”. Pero se denomine de una forma u otra, la cuestión es que en muchos de estos casos el sistema no funciona y es esa una primera etapa a la que en mi opinión, hay que atender de manera prioritaria.

¿Cuándo podemos saber si se trata de un niño superdotado?

La idea es que en cuanto tengamos sospechas de que puede ser así o por supuesto, cuando aparezcan dificultades que indiquen una falta de adaptación al ritmo esperado, es conveniente hacerle un estudio para conocer con la adecuada precisión, su potencial y sus capacidades y así poder plantearnos qué recursos son los más adecuados para poder solucionar los problemas que se estén evidenciando y facilitar un desarrollo, tanto académico como personal, en la línea de lo que necesite. Y una vez más aquí es necesario que hagamos un esfuerzo por liberarnos de ideas como: “es pronto para saber su potencialidad, hay que esperar” o “ya se motivará, paciencia”.

Cuánto antes sepamos, antes actuaremos en consecuencia.

Esperando, esperando, en mi experiencia con adolescentes que no consiguen unos buenos resultados, en muchas ocasiones ni siquiera “unos mínimos resultados” veo un importante porcentaje de ellos que ni siquiera conocen sus capacidades, más allá de unas evaluaciones colectivas donde el resultado ha sido: “es un chico/a listo/a”. Esto sí que es un fracaso, pero del sistema que permite que el adolescente esté desorientado y que lo único que reciba es la vaga idea de: “es un vago y en realidad no trabaja porque no le gusta o no quiere”. Obviamente en ciertos casos es así pero los profesionales no tenemos ninguna duda a la hora de identificarlos, por lo que sorprende más que estos casos lleguen a los catorce años en esas condiciones.

Cuando ellos y ellas conocen cuál es su potencial, cuando los padres empiezan a encajar las piezas del puzzle y consiguen entender lo que durante algún tiempo han intuido y cuando los educadores tienen un informe que les ayuda a comprender lo que de verdad ocurre, sin juicios aproximados ni intuiciones sin rigurosidad, las cosas comienzan a ir en la adecuada dirección.

¿Qué podemos hacer en esta etapa?

Una vez que conocemos bien la potencialidad del niño/a ya podemos buscar los recursos formativos, como cuando conocemos la talla que usamos que buscamos una prenda y por mucho que nos empeñemos si no damos con ella o no entra o sobra. Y me refiero tanto a recursos educativos como familiares o sociales.

En cuanto a recursos educativos no nos podemos quedar en la idea tan primaria de que si es tan bueno el chico/a cómo que no llega al nivel de la clase? Hemos de plantearnos por qué ocurre esta cuestión de tal manera que a nada que lo enfoquemos en esa dirección descubriremos las razones para que se aburra o para que llame la atención constantemente o para que presente problemas frecuentes de conducta. De igual forma que no dudamos a la hora de plantear ayudas y refuerzos escolares para los alumnos que no llegan será importante ajustar el nivel de exigencia para estos otros.

En cuanto a recursos familiares, he de decir que por experiencia el solo hecho de que los padres conozcan bien las características de su hijo, ayuda mucho a ajustar las expectativas y tranquiliza bastante, si bien, no es suficiente para que sepan manejar las diferentes situaciones típicas que se les pueden presentar y mucho menos para aprender a entender y sobre todo a tratar a sus hijos que tienen estas características. Por ejemplo, uno de los grandes hándicaps que presentan los niños/as superdotados es que frecuentemente sienten que no les entienden y se sienten “raros”. Pues bien, para los padres es importante la asistencia a talleres donde les expliquemos estas y otras cuestiones ligadas a la superdotación.

Por último es importante hacerse cargo de las dificultades que a nivel social les puede suponer el tema y así es frecuente que puedan tener diferencias con sus compañeros de clase, dados los distintos intereses que pueden presentar y las diferencias precoces que se pueden observar. Esto se puede traducir desde la falta de amigos hasta tenerlos pero pocos. Algo también que me encuentro frecuentemente con algunos adolescentes superdotados es que sus padres se quejan de que no salen o de que apenas tienen amigos. Y la cuestión es que durante años lo que han hecho, puesto que también son bastante selectivos, es que mantienen dos o tres amigos y piensan que ya les sobra, por lo que no sienten ninguna necesidad de relacionarse a mayor escala. Aquí nuevamente hay que apelar a la idea de intervenir cuanto antes y el mejor recurso sin duda es el taller de habilidades sociales donde les ayudamos a mejorarlas junto a compañeros y compañeras de su misma edad. Me gustaría incidir en la idea, a mi juicio equivocada, de que los niños superdotados no tienen empatía o cosas por el estilo. En realidad sí pueden tener en ocasiones una alta sensibilidad social pero pronto aprenden a detectar diferencias que muchas veces perciben como rechazo o incomprensión por parte de los demás y desarrollan cierta protección, lo que supone un alejamiento progresivo de las relaciones sociales convencionales, más allá de los que identifican como ellos/as, con quienes sí se suelen relacionar más y mejor. Hay que devolverles y entrenarles en el uso de estrategias sociales eficaces y adaptativas para que se puedan relacionar con éxito y así puedan tener un desarrollo adecuado y positivo.

 

Será una etapa en la que nos tenemos que encargar de que sean felices, tengan éxito y se preparen para su futuro desarrollo profesional en el que las empresas también se tendrán que hacer cargo de las necesidades que puedan tener y de lo que de ellos puedan esperar, que resulta ser altamente interesante.

Publicado en: Blog de Gomins, Colegio y Educación, Inteligencia Emocional

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