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Los riesgos de dar azotes salen a la luz después de cinco décadas de investigación

Los riesgos de dar azotes salen a la luz después de cinco décadas de investigación

Por Sandra Méndez

Si eres de los que opina que un azote a tiempo evita problemas mayores, lo mejor será que te pares a pensar un momento antes de levantar la mano la próxima vez. Según un estudio longitudinal de 50 años de investigación realizado por expertos de la Universidad de Texas y la Universidad de Michigan, cuantos más azotes dan los padres a sus hijos/as, más probabilidades hay de que desarrollen conductas desafiantes, agresivas, antisociales, problemas de salud mental y dificultades cognitivas.

child-666161_1280El estudio en el cual han participado más de 160.000 niños/as es el más completo y ambicioso realizado hasta la fecha y uno de los pocos en investigar específicamente el tema de los azotes en lugar de agrupar otras formas de castigo físico. “Nuestro análisis se centra en lo que la mayoría de los ciudadanos reconoce como azotes, no en conductas potencialmente abusivas”, señala Elizabeth Gershoff, profesora de Ciencias de la Familia y del Desarrollo Humano de la Universidad de Texas en Austin.

Cuantos más azotes le das, más desafiante se vuelve

Los resultados demuestran que los azotes (castigo corporal que consiste en golpear con la palma de la mano el trasero o las extremidades) se asocian con resultados perjudiciales no deseables y, en contra de lo que piensa la mayoría de los padres, no implican un mayor cumplimiento inmediato de las normas a largo plazo, que es justo lo que buscan cuando los utilizan para educar a sus hijos/as.

Los autores quisieron observar también los efectos de los azotes a largo plazo. Para ello analizaron a adultos que solían ser azotados por sus padres cuando eran niños/as. Lo que comprobaron fue que cuantos más azotes recibían, más desafiaban a sus padres, más agresivos se volvían y más problemas de salud desarrollaban. También eran más propensos a utilizar el castigo físico con sus propios hijos/as, lo cual demuestra cómo la actitud frente a este tipo de disciplina se transmite de una generación a otra. Aquellos/as niños/as que recibían azotes cuando se portaban mal crecieron pensando que el castigo físico era una opción válida para enseñar a sus hijos/as a comportarse.

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Los resultados negativos de los azotes son comparables al abuso infantil

«Nosotros como sociedad solemos pensar que los azotes y el abuso físico son comportamientos totalmente distintos. Sin embargo, nuestra investigación muestra que las consecuencias negativas de los azotes se asocian con las secuelas de los niños que han sufrido abuso, solo que en un grado menor«, explicó Gershoff. Teniendo en cuenta que, según un informe elaborado por UNICEF en 2014, cerca del 80% de los padres de todo el mundo utiliza los azotes como forma de controlar la conducta de sus hijos/as, el asunto es cuanto menos preocupante.

Después de revisar un sinfín de estudios, los investigadores comprobaron que en ninguno de ellos aparecen evidencias claras que demuestren que los azotes sirven para corregir la conducta de los más pequeños, sino más bien todo lo contrario: plantean un grave riesgo para su desarrollo y hace que sean más propensos a exhibir conductas agresivas y desafiantes.

El azote provoca que tu hijo/a reaccione rápidamente, sí, pero no te ayuda a educarle, sino a confundirle. La próxima vez que te sientas al límite y te entren ganas de levantar la mano, párate y piensa: “¿tengo alternativa?”, porque la respuesta siempre será . Las normas son necesarias, pero el castigo físico no.

En Gomins® te damos las herramientas necesarias para educar positiva y no punitivamente a tu hijo/a. Te ayudamos a exprimir al máximo esos buenos ratos que pasáis juntos fomentando así el tiempo de calidad, educando las emociones en familia para que cuando sientas que vas a estallar sepas qué hacer y cómo sin tener que recurrir al castigo físico.

¡Practica la felicidad con Gomins®!

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Felicidad y autoestima casi siempre van de la mano

Felicidad y autoestima casi siempre van de la mano

Por Sandra Méndez

Freud llegó a definir expresamente la depresión o melancolía como la pérdida de la autoestima (1914). Los hallazgos científicos nos dicen que la baja autoestima y la depresión son viejas amigas, especialmente cuando hablamos de población infantil (Leiternberg et al., 1986).

Felicidad y autoestimaAunque no está muy claro qué va antes, si el huevo o la gallina, lo cierto es que están relacionadas: a mayor depresión menor autoestima y mayor ansiedad.

Cuando les preguntamos a los padres qué es lo que más desean para sus hijos nos damos cuenta de que la unanimidad es aplastante: queremos que nuestro hijo sea feliz por encima de todo. La autoestima ayuda a los niños en edad escolar a mantener una identidad equilibrada. Como dice Silvia Álava, en los primeros años de vida el concepto que el niño tiene de sí mismo depende del que tienen los demás de él. Investigadores de la Universidad de Washington afirman que la autoestima del niño empieza a conformarse a partir de los 5 años de vida y ésta funciona como base para la vida, siendo relativamente estable en el tiempo.

Si observas que tu hijo apenas tiene interés o ilusión por las cosas, si busca cualquier artimaña para no hacer los deberes porque piensa que no va a ser capaz de hacerlos, si le cuesta mucho hablar en público o tomar decisiones, puede que la visión que tenga tu hijo de sí mismo sea muy pobre.

La buena noticia es que la autoestima puede trabajarse desde edades muy tempranas. En Gomins® te enseñamos cómo fomentarla con divertidas actividades para realizar en familia durante 18 días. Tenemos una misión dedicada exclusivamente a ello: Verme bien para sentirme mejor, para niños a partir de 6 años de edad.

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Si quieres que tu hijo sea feliz hay algo que puedes empezar a hacer desde hoy mismo. Te damos las 5 claves para potenciar su autoestima. Ayúdale a:

  1. Conocerse. Es el primer paso para quererse a sí mismo.
  2. Ver sus puntos fuertes y valorar sus logros. Felicítale cuando haga algo bien, serás el mejor ejemplo.
  3. Aceptar sus errores. No podemos ser perfectos. Deja que se enfrente a pequeños retos. Es una buena forma de aprender.
  4. Tomar sus propias decisiones. No le sobreprotejas. Dale libertad para poner en marcha sus propios recursos.
  5. Reírse de sí mismo. No hay nada como utilizar el humor con uno mismo.

Si lo que buscas es que tu hijo aprenda a valerse por sí mismo y adquiera competencias emocionales y sociales con las que poder regular su conducta y sus emociones, ¡descárgate Gomins®! Nosotros te ayudamos a mantener y generalizar los resultados para que tu hijo siga siendo feliz en las diferentes etapas de su vida. De eso se trata, ¿no…?

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Ahora que viene Halloween… ¡Haz frente a los miedos!

Por Sara Ríos

Si eres padre o madre o simplemente tienes algún niño constantemente a tu alrededor (sobrino, primo, nieto, etc.), es probable que en algún momento te haya dicho “tengo miedo” cuando se ha despertado a mitad de la noche o haya llorado desconsoladamente cuando lo has acercado a un animal de gran tamaño o tal vez haya tapado sus ojos con sus manos cuando ha visto una película de monstruos o fantasmas. En efecto, en todos estos momentos y en muchos otros está sintiendo miedo. Pero la pregunta es… ¿es normal que tenga miedo?

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En general, y aunque parezca mentira que los niños sientan miedo, es algo normal y evolutivo. Gracias a ese miedo aprenden a apartarse de situaciones que pueden ser peligrosas como un animal muy grande, lugares oscuros, personas desconocidas, etc. En cada etapa evolutiva se va teniendo miedo a diversas situaciones y cosas, pero poco a poco se superan sin problemas y normalmente acaban desapareciendo.

Sin embargo, nos tenemos que preocupar cuando el miedo no desaparece con el tiempo o cuando interfiere en la vida cotidiana del niño, por ejemplo, no es capaz de dormirse él solo, no quiere ir a actividades que antes iba, rechaza hacer cosas que otros niños de su edad sí que hacen, etc.

Os anticipamos algunas pautas generales para ayudarles a solventar los miedos:

  • Identificar si es un miedo a una situación concreta o es un miedo general.
  • Apoyarles y darles seguridad sin negar la importancia del miedo que sienten. Frases como “eso es una tontería” o “cómo vas a tener miedo a eso, si solo es…” no le ayudan.
  • No mostrar preocupación delante de él, los adultos somos modelos para ellos y si nos ven preocupados, se sentirán menos protegidos y con más miedo ante la situación.
  • Intentar que no vean películas o dibujos donde aparezcan monstruos, fantasmas, o algún otro personaje que pueda causarle miedo.
  • Si su miedo aparece cuando se va a dormir, leedle algún cuento con mensajes positivos para que sea lo último que escuchan antes de dormir.
  • Practicar alguna técnica de relajación adaptada a su edad (por ejemplo, para los pequeños: aprieta los músculos como si fuera un robot y relájalos como si te convirtieras en un muñeco de trapo).
  • No forzarles a que se enfrenten solos al miedo. Hay que ir ayudándoles poco a poco a superarlo, dándoles pequeñas recompensas cuando lo consigan y no castigarles ni reñirles si no lo logran. Hay que tener mucha paciencia.

Éstas son solo unas pautas generales. Si el miedo sigue persistiendo y sigue teniendo una intensidad muy alta, no hay que dudar en acudir a un profesional para ayudar a solucionarlo ya que es muy importante dotar al niño de suficientes estrategias para que sea capaz de superar y enfrentarse a su miedo con éxito.

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Vuelta al cole sin rabietas

Vuelta al cole sin rabietas

¿Cómo hacer que tus hijos recuperen la ilusión por las clases?

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Fotografía: Danielle Guenther Photography

Por Sandra Méndez

Podríamos decir que septiembre es una especie de año nuevo. Es terminar las vacaciones y empezar a hacer nuevos planes y propósitos: mejorar nuestro nivel de inglés, ponernos en forma, comer más sano, dejar de fumar, tener más paciencia con la gente y un largo etcétera…

Durante las vacaciones tenemos más tiempo para reflexionar y hacer balance de nuestras vidas. Volvemos con ganas de querer cambiar lo que no nos gusta y planificar nuestro futuro a corto plazo. Sin embargo, pasar de las bermudas y el bikini al traje y la corbata no siempre es fácil. A tus nuevos propósitos se suma la vuelta al cole de tus hijos.

Cuando te quieres dar cuenta se ha mezclado el desorden de casa con las ganas de querer ponerte con cosas pendientes. Esto puede convertirse en un auténtico desafío.

Por eso hemos creado la misión Vuelta al cole sin rabietas. No podemos ir al gimnasio por ti ni hacer que aprendas 1.000 palabras nuevas en inglés, pero lo que sí podemos es ayudarte a que te organices mejor, para que tus hijos se adapten antes a la nueva situación y la vuelta al cole sea más llevadera para todos.

La mayoría de nosotros hemos dado manga ancha a nuestros hijos durante las vacaciones: les hemos dejado ver más tiempo la televisión, que trasnocharan, que se levantaran más tarde, incluso hemos sido más flexibles con la alimentación. Pero con la vuelta al cole el despertador vuelve a sonar. Septiembre es un mes lleno de cambios que nos obliga a retomar antiguos hábitos y rutinas.

¿De qué depende que tus hijos tengan éxito en su regreso a las aulas?

Necesitarán ser capaces de controlar su conducta, prestar atención, saber relacionarse con otros niños y tener un pensamiento positivo que les ayude a aceptar lo que no les gusta. Con la misión Vuelta al cole sin rabietas entrenarás sus habilidades sociales, mejorarás su capacidad atencional y harás que se adapten con más facilidad a los cambios. Con Gomins® conseguirás que tus hijos recuperen la ilusión por ir a clase. Para ir abriendo boca te vamos adelantando 5 sencillos pasos que puedes empezar a dar desde hoy mismo:

  1. Pregúntales si se han propuesto conseguir algo este nuevo curso y apóyales en todo, ¡la intención es lo que cuenta!
  2. Háblales de sus amigos de clase y recuérdales lo bien que se lo pasan juntos.
  3. Planificad un horario para acostaros y otro para levantaros y antes de salir de casa ¡recargad energías con un buen desayuno!
  4. Proponles hacer un dibujo sobre algún momento divertido que haya tenido estas vacaciones para entregárselo a su profesor/a como regalo.
  5. Si al dejarle en la puerta llora desconsoladamente y se agarra a ti como a un clavo ardiendo, procura no alargar la despedida o el próximo día recurrirá de nuevo a la rabieta con tal de estar contigo unos minutos más. Deséale un buen día, dale un beso, respira hondo y piensa que en un rato estará jugando como si nada.

Si quieres ir más allá y conocer el estado de tus hijos, anímales a echar una partida a Gomins® y mejorarán aspectos como la impulsividad, el bajo autocontrol o la intolerancia a la frustración. Podrás programar nuevas misiones y a ti te quedará más tiempo libre para poder cumplir con tus nuevos planes y propósitos.

¡Feliz mes nuevo papás y mamás!

#21días #recuperahábitos #gomins

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La paciencia, ¡la virtud de los genios!

La paciencia, ¡la virtud de los genios!

La paciencia es la capacidad para esperar cuando lo que queremos no está disponible aquí y ahora. Nos permite terminar lo que hemos empezado y ser coherentes con nuestros planes y metas, a pesar de los obstáculos que podamos encontrar.

Las personas pacientes saben esperar con calma a que las cosas sucedan, esforzándose cuando es necesario, pero sin precipitarse. Resumiendo, es una importante señal de madurez y desde luego se trata de un buen aliado para que tu hijo/a logre tener éxito a todos los niveles.

 

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¿Quieres entrenar la paciencia con él/ella y no sabes cómo hacerlo?

¡Prueba durante 21 días nuestra misión de “La paciencia, la virtud de los genios” y comprueba los resultados! Especialmente diseñada para niños/as impacientes e impulsivos/as con bajo autocontrol y con dificultad para esperar cuando piden algo y no se les entrega en el momento.

La cotidianeidad de las actividades propuestas en esta misión es lo que permite que puedan aplicarse a niños de entre 4 y 12 años de edad.

¡Se trata de una buena oportunidad para enseñarle una habilidad tan valiosa como la paciencia! ¿A qué estás esperando? Búscala en “Misiones” a través de Gomins Viewer for Parents y si todavía no tienes Gomins® descárgatelo ya. ¡Disponible para iOS y Android!

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Lucía y sus interminables deberes. Parte I: La necesidad de ir asumiendo responsabilidades

Lucía y sus interminables deberes. Parte I: La necesidad de ir asumiendo responsabilidades

Por Sandra Méndez

– «¡Lucía! No te lo voy a repetir más, ¡deja la tablet y ponte a hacer los deberes!»

– «¡Es que no encuentro el libro de Lengua!»

– «¿Otra vez te lo has dejado en clase?»

– «No sé dónde está. Ya lo haré mañana, total…»

– «¡De eso nada! Tienes el de Mates. Ponte con los ejercicios que tenías pendientes o este fin de semana no vas a la excursión»

Una hora después Lucía seguía sin terminarlos. Las amenazas de su madre Teresa de poco habían servido. Lucía se tiró la tarde yendo de aquí para allá, aprovechando cualquier excusa para levantarse de la silla.

¿Te suena de algo?, ¿estás cansado de perseguir a tu hijo para que haga los deberes del cole? Si el momento de ponerse a estudiar se convierte en una batalla campal, ¡este es tu post!

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Lucía tiene 8 años y como ella muchos niños no son capaces de gestionarse de forma autónoma las tareas que sus profesores mandan para casa. Unos olvidan el material, otros no saben por dónde empezar, algunos hacen lo imposible por retrasar el momento de estudiar y los hay que, aun con toda su buena voluntad, se eternizan y no acaban consiguiendo los objetivos deseados.

Antes de nada, conviene tener claro ciertas cuestiones:

  • Los deberes son una magnífica oportunidad para que el niño empiece a asumir pequeñas responsabilidades y anteponga sus obligaciones a otras actividades más placenteras y gratificantes. Es el momento de que comprenda que en la vida no hay recompensa sin esfuerzo. Algo que Lucía tiene aún pendiente…
  • Es posible que el niño presente dificultades de aprendizaje. Si es así, deberás ofrecerle un apoyo extra. Para los casos más graves puede ser necesario adaptar la educación al niño y no al revés. Escucha a sus profesores, seguro que tienen información relevante para ti.
  • El tiempo de estudio varía en función de la edad del niño. Aproximadamente 15 minutos diarios son suficientes para que los más pequeños lean o ejerciten cálculos matemáticos. Si tienen entre 6 y 8 años el tiempo asciende a 30-40 minutos y alcanza la hora de estudio de los 8 a los 10 años. A partir de esa edad parece apropiado dedicar a los deberes entre 60 y 90 minutos, llegando a necesitar entre dos y tres horas diarias de trabajo en casa en Bachillerato.
  • A partir de los 6 años ya son autónomos para empezar a hacer los deberes solos. Es importante que no se acostumbren a hacerlos únicamente en presencia del adulto y adquieran el nivel de autonomía suficiente para gestionarse y afrontar solos sus obligaciones. ¡Bríndale la oportunidad! Ese es el primer paso.

Queda claro que tu hijo debe asumir con responsabilidad los deberes de clase. Veamos ahora qué puedes hacer tú. En el siguiente post trataremos aquellos aspectos que están bajo tu control como padre o madre y veremos cómo puedes influir para que tu hijo haga los deberes sin que se convierta en una lucha diaria. ¿Crees que hay algo que Teresa pueda hacer? ¡Compruébalo en el siguiente post!

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Y tus hijos, ¿han descubierto ya lo que esconden los libros?

Por Sandra Méndez

El que ha disfrutado teniendo un libro entre sus manos sabe que son mundos abiertos a la imaginación de quien los lee y que lo bueno es que cada persona los vive y siente de forma diferente. La pena es darse cuenta de sus innumerables ventajas cuando ya eres mayor y has perdido la oportunidad de volver a leer con la mentalidad creativa y sin límites de un niño los libros de tu infancia. Para evitar que esto ocurra, lo mejor es fomentar desde pequeños la pasión por la lectura, por los misterios y aventuras que muchos encierran.

¿Cómo? Aquí tienes 7 consejos:

  1. Léele desde bebé. No esperes a que sea capaz de leer solo para empezar a tomar contacto con los libros. Cuanto antes lo haga, mejor será su capacidad lingüística. Le servirá para ejercitar su cerebro y facilitar la adquisición del lenguaje.bebé con libro
  2. Establece un horario, una rutina. Dedícale un tiempo a la lectura y sé constante. La desorganización suele estar reñida con el hábito de leer. Ayúdale a organizar su tiempo y facilítale un espacio donde poder contar con su propia biblioteca.
  3. Busca el momento apropiado. No todas las situaciones son válidas sobre todo si buscas despertar su interés por la lectura. Resérvalo para momentos relajados en los que exista una buena predisposición.niño con libro
  4. Dale libertad para leer. Lo mejor es que pueda elegir libremente los temas que más le gustan. Si se los impones tú, lo convertirás en una obligación más y la lectura perderá todo su encanto y razón de ser. Puedes servir de guía y hacer sugerencias, pero no caigas en imposiciones. Procura tener una propuesta de libros amplia y variada.niño con libro1
  5. Infórmate. Existe un libro adecuado para cada edad, niño y momento personal. Si tienes dudas, pide consejo a profesionales, en el colegio o en librerías infantiles. Huye de los juicios de valor. Cómics, revistas o tebeos, lo importante es la calidad.
  6. Escúchale con atención y responde sus dudas. Tú descubrirás cuáles son sus gustos y él aprenderá que puede contar contigo. Muestra interés por aquello que lee y felicítale por sus logros.
  7. Contágiale. Tú eres el mejor modelo que podría tener, su mayor estímulo. Si te suele ver leyendo te recomiendo dejar algún libro a su alcance. Lo más probable es que acabe cogiéndolo voluntariamente.niña con libro

Ayúdale a hacer de la lectura una herramienta más de disfrute personal. En Gomins® encontrarás diferentes cuentos con los que poder entrenar sus competencias emocionales de una manera divertida. Jumbo, Sabina, Marty el glotón y muchos más os esperan. Cada Gomin le servirá para aprender algo nuevo y mientras podrás desarrollar su placer por leer.

¿A qué esperas? ¡Desafía ya su imaginación! Al fin y al cabo, leer es soñar despierto…

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Las rabietas de Javier: Tercera parte

Las rabietas de Javier: Tercera parte

Por Sandra Méndez

En el post anterior recomendamos a los padres de Javier seguir 5 pautas para poner fin a la irritante conducta de su hijo. ¿Habrá sido suficiente? Lo más seguro es que si han seguido los consejos comiencen a ver algún cambio en Javier. Sin embargo, también les conviene saber que muchas veces y de forma inconsciente ayudamos con nuestro comportamiento a mantener conductas que no deseamos.

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¿Qué NO deben hacer los padres de Javier? Las 5 claves:
  1. Acabar cediendo a sus reacciones explosivas por falta de tiempo o paciencia. Por muy molestas que puedan llegar a ser, ceder no hace sino empeorar la situación y mantener sus rabietas en el tiempo.
  2. Perder los nervios. Enfadarse y regañarle es una forma de prestarle atención. Además, si levantas el tono de voz por encima del suyo o le pegas un azote o bofetada, verá que tú también estás fuera de control, se frustrará más al sentir que no puede liberar sus emociones y, lo que es peor, le enseñarás que «pegar» es una opción válida para resolver problemas.
  3. Reírse cuando su comportamiento les resulte gracioso. Sus hermanos también tendrán que involucrarse y tratar de evitarlo. Si continúan haciéndolo, aumentarán la confusión de Javier y estarán reforzando su mala conducta.
  4. Tratar de reflexionar con él mientras dura la rabieta. En ese momento es inútil hacer que entre en razón. Así lo único que conseguirán será aumentar tensiones.
  5. Juzgarle o criticarle. No es lo mismo decir «eres malo» que «lo que has hecho está mal«.

Sabemos lo difícil que resulta mantener la calma y no hacer nada cuando tu hijo se pone a gritar desconsoladamente, pero si los padres de Javier quieren extinguir por completo esta conducta, esta es la mejor forma de enseñarle que así no conseguirá lo que quiere.

Si tu hijo tiene baja tolerancia a la frustración y elevada impulsividad, lo más probable es que sus rabietas sean más duraderas. ¿Sabes cuál es su nivel en estas áreas? Si su capacidad para tolerar la frustración está por debajo del 75% le costará más trabajo resistir las dificultades sin rendirse. Entrénale con Gomins® y le ayudarás a mejorar su habilidad para controlar sus impulsos y gestionar sus emociones. ¡Con nuestras misiones de Aprender de los errores y Saber perder lo conseguiréis en unos cuantos días! ¿A qué estás esperando? Hazlo ahora y evitarás problemas como los de los padres de Javier.

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Las rabietas de Javier: Segunda parte

Las rabietas de Javier: Segunda parte

Por Sandra Méndez

¿Recordáis a Javier, el pequeño de la casa que tiene desesperados a sus padres porque en pocos meses sus rabietas, aparentemente injustificadas, han crecido más y más? Pues bien, después de haber comprendido que las rabietas forman parte del desarrollo evolutivo de los niños, llegó el momento de aprender una serie de pautas que convendría llevar a cabo cuando estas conductas dejan de ser algo normal para convertirse en un problema dentro del núcleo familiar.

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¿Qué deben hacer los padres de Javier? Las 5 claves:

  1. Ignorarle cuando tenga una rabieta. Si están en casa, lo mejor que pueden hacer antes de nada es decirle algo así como: «Javier, mientras te comportes de este modo no vamos a prestarte atención. Gritando y llorando no vas a lograr nada. Cuando consigas calmarte, volveremos a hacerte caso«. Cuando el mensaje esté claro, lo ideal será salir de la habitación en la que esté el pequeño Javier. Si la rabieta tiene lugar fuera de casa, tienen la opción de darle la espalda.
  2. Esperar a que se calme. Cuando perciban cualquier cambio en la intensidad de la rabieta (como disminuir su tono de voz, la frecuencia del llanto, etc.), lo ideal será que vuelvan con él y desvíen su atención hacia algo diferente o le sugieran jugar a un juego.
  3. Ser firmes, constantes y mostrarse serenos. Los dos deben responder por igual. Si uno cede, todo esto no servirá de nada.
  4. Ser el mejor ejemplo que Javier pueda tener. Cuando se sientan frustrados o enfadados, deberán controlarse y evitar perder los nervios delante suyo.
  5. Reforzarle cuando se porte bien, no solo diciéndoselo, sino prestándole más atención cuando obedezca y no tenga rabietas. Dirigir su atención hacia la conducta positiva de Javier en lugar de centrar sus esfuerzos en corregir lo que hace mal.

Y como muchas veces no basta con hacer cosas, sino que también es necesario NO hacer otras, en el siguiente post descubriremos lo que los padres de Javier no deben hacer si quieren que esta situación que tanto les angustia tenga los días contados. ¡No te lo pierdas!

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Las rabietas de Javier: Primera parte

Las rabietas de Javier: Primera parte

Por Sandra Méndez

Muchas veces los niños demuestran ser unos auténticos estrategas y utilizan ingeniosos trucos para conseguir su objetivo, como llorar o patalear en el momento «más oportuno» hasta que les damos lo que buscan. Pero no todas las rabietas responden a una manipulación emocional. Los llantos y gritos también les sirven para expresar su rabia y frustración cuando no pueden transmitir lo que sienten con palabras. Por lo tanto, parece comprensible aceptar un mínimo de pataleo sano y esporádico.

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En general, los niños de entre 2 y 4 años suelen recurrir a las rabietas como forma de expresar su frustración. Evolutivamente esto es normal, pero ¿qué pasa cuando esa forma de expresar las emociones se convierte en una rutina?, ¿qué opciones tienen los padres?, ¿cómo pueden controlar el comportamiento de sus hijos? Para responder a estas preguntas, vamos a conocer a Javier, el benjamín de tres hermanos. Javier tiene dos años y medio y desde hace varios meses tiene muy preocupados a sus padres por sus constantes rabietas. Cada vez son más frecuentes e intensas y ya no suceden solo en casa, sino también cuando hacen planes para intentar compartir un rato en familia, ya sea en un restaurante comiendo, en la cola del cine o de compras.

Al principio, eso de tirarse al suelo, rodar como una croqueta y aguantar la respiración les parecía hasta gracioso. Sus hermanos solían divertirse al ver a Javier descontrolado haciendo ruiditos y tirando cosas. ¡Hasta sus padres acababan riéndose por las caras que ponía! Pero llegó el día en que dejó de parecerles gracioso y acabaron hartándose de sus constantes berrinches, especialmente cuando sucedían delante de otras personas o en lugares públicos.

Cuando los padres quisieron cortar de raíz el problema regañándole cada vez que pataleaba y gritaba sin control, él ya había aprendido su propia estrategia para captar la atención de todos. Javier no entendía por qué lo que antes les hacía gracia, ahora les enfadaba.

Llegados a este punto, ¿qué pueden hacer los padres de Javier para poner fin a este problema? En el siguiente post os descubrimos las 5 claves.

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