Las rabietas de Javier: Segunda parte
Por Sandra Méndez
¿Recordáis a Javier, el pequeño de la casa que tiene desesperados a sus padres porque en pocos meses sus rabietas, aparentemente injustificadas, han crecido más y más? Pues bien, después de haber comprendido que las rabietas forman parte del desarrollo evolutivo de los niños, llegó el momento de aprender una serie de pautas que convendría llevar a cabo cuando estas conductas dejan de ser algo normal para convertirse en un problema dentro del núcleo familiar.
¿Qué deben hacer los padres de Javier? Las 5 claves:
- Ignorarle cuando tenga una rabieta. Si están en casa, lo mejor que pueden hacer antes de nada es decirle algo así como: «Javier, mientras te comportes de este modo no vamos a prestarte atención. Gritando y llorando no vas a lograr nada. Cuando consigas calmarte, volveremos a hacerte caso«. Cuando el mensaje esté claro, lo ideal será salir de la habitación en la que esté el pequeño Javier. Si la rabieta tiene lugar fuera de casa, tienen la opción de darle la espalda.
- Esperar a que se calme. Cuando perciban cualquier cambio en la intensidad de la rabieta (como disminuir su tono de voz, la frecuencia del llanto, etc.), lo ideal será que vuelvan con él y desvíen su atención hacia algo diferente o le sugieran jugar a un juego.
- Ser firmes, constantes y mostrarse serenos. Los dos deben responder por igual. Si uno cede, todo esto no servirá de nada.
- Ser el mejor ejemplo que Javier pueda tener. Cuando se sientan frustrados o enfadados, deberán controlarse y evitar perder los nervios delante suyo.
- Reforzarle cuando se porte bien, no solo diciéndoselo, sino prestándole más atención cuando obedezca y no tenga rabietas. Dirigir su atención hacia la conducta positiva de Javier en lugar de centrar sus esfuerzos en corregir lo que hace mal.
Y como muchas veces no basta con hacer cosas, sino que también es necesario NO hacer otras, en el siguiente post descubriremos lo que los padres de Javier no deben hacer si quieren que esta situación que tanto les angustia tenga los días contados. ¡No te lo pierdas!
Publicado en: Blog de Gomins, Familia, Inteligencia Emocional
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