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Posts etiquetados como refuerzo positivo

Cómplices de su ilusión

Cómplices de su ilusión

Por Daniel Peña

¿Quién no ha estado horas mirando a ninguna parte deseando que ocurriera algo, algo que esperaba con todas sus fuerzas o sencillamente algo nuevo, desconocido pero que podría ser apasionante?

Probablemente al pensar en la ilusión a todos nos venga a la mente alguna imagen de nuestra infancia, de nuestros hijos esperando inquietos para empezar un juego, subirse a una atracción o abrir un regalo. Nos encantaría capturar esos momentos y hacer que duraran para siempre. Pero con el tiempo, se vuelven esquivos y frágiles, y en ocasiones se quedan enterrados entre cientos de experiencias complejas y artificiales.

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¿Cuando dejamos de sentirnos así? ¿Qué apaga ese brillo? Sin duda, el miedo, el miedo a la incertidumbre, a lo desconocido, a defraudar o no encajar en lo que los demás esperan de nosotros. Dejamos de creer en el futuro como una oportunidad y en nosotros mismos como las únicas personas con derecho pleno para juzgarnos. Cedemos el “carnet de juez” a los demás, dando por hecho que lo que deseamos, sentimos o pensamos ya no es válido sino encaja en sus expectativas.

Date un capricho hoy, ¡ya!, ¡ahora mismo! Deja de hacer lo que estás haciendo y mira a tu alrededor. Imagina todo lo que podrías hacer si de verdad lo importante fueras tú, si no tuvieras ninguna obligación de agradar o encajar en lo que los demás esperan. Mira unos minutos por la ventana e imagina como sería tu vida si cada mañana se repartieran de nuevo las cartas, y tuvieras la oportunidad de volver a empezar con cartas nuevas, con nuevas reglas y planes, ¿no sería genial? Esa leve sonrisa que se te ha escapado es la ilusión ¿te acordabas de ella?

Y si tienes hijos conviértete en cómplice de su ilusión. Esta parte de sus vidas solo va a ocurrir ahora. No habrá otros 3, 5 o 9 años. Si te lo propones puedes ser un amplificador de su ilusión. Hazles ver que casi nada es tan dramático como para vivir con miedo y que casi nadie es tan importante como para hipotecar nuestras vidas para evitar su decepción. La sencillez y la naturalidad de los niños son la antesala de la autenticidad y la seguridad de los adultos.

Mucho ánimo y que tengas un buen día.

Publicado en: Blog de Gomins, Familia

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Las rabietas de Javier: Tercera parte

Las rabietas de Javier: Tercera parte

Por Sandra Méndez

En el post anterior recomendamos a los padres de Javier seguir 5 pautas para poner fin a la irritante conducta de su hijo. ¿Habrá sido suficiente? Lo más seguro es que si han seguido los consejos comiencen a ver algún cambio en Javier. Sin embargo, también les conviene saber que muchas veces y de forma inconsciente ayudamos con nuestro comportamiento a mantener conductas que no deseamos.

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¿Qué NO deben hacer los padres de Javier? Las 5 claves:
  1. Acabar cediendo a sus reacciones explosivas por falta de tiempo o paciencia. Por muy molestas que puedan llegar a ser, ceder no hace sino empeorar la situación y mantener sus rabietas en el tiempo.
  2. Perder los nervios. Enfadarse y regañarle es una forma de prestarle atención. Además, si levantas el tono de voz por encima del suyo o le pegas un azote o bofetada, verá que tú también estás fuera de control, se frustrará más al sentir que no puede liberar sus emociones y, lo que es peor, le enseñarás que «pegar» es una opción válida para resolver problemas.
  3. Reírse cuando su comportamiento les resulte gracioso. Sus hermanos también tendrán que involucrarse y tratar de evitarlo. Si continúan haciéndolo, aumentarán la confusión de Javier y estarán reforzando su mala conducta.
  4. Tratar de reflexionar con él mientras dura la rabieta. En ese momento es inútil hacer que entre en razón. Así lo único que conseguirán será aumentar tensiones.
  5. Juzgarle o criticarle. No es lo mismo decir «eres malo» que «lo que has hecho está mal«.

Sabemos lo difícil que resulta mantener la calma y no hacer nada cuando tu hijo se pone a gritar desconsoladamente, pero si los padres de Javier quieren extinguir por completo esta conducta, esta es la mejor forma de enseñarle que así no conseguirá lo que quiere.

Si tu hijo tiene baja tolerancia a la frustración y elevada impulsividad, lo más probable es que sus rabietas sean más duraderas. ¿Sabes cuál es su nivel en estas áreas? Si su capacidad para tolerar la frustración está por debajo del 75% le costará más trabajo resistir las dificultades sin rendirse. Entrénale con Gomins® y le ayudarás a mejorar su habilidad para controlar sus impulsos y gestionar sus emociones. ¡Con nuestras misiones de Aprender de los errores y Saber perder lo conseguiréis en unos cuantos días! ¿A qué estás esperando? Hazlo ahora y evitarás problemas como los de los padres de Javier.

Publicado en: Blog de Gomins, Familia, Inteligencia Emocional

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La técnica para enseñar a tus hijos a desarrollar nuevas conductas: El moldeamiento

La técnica para enseñar a tus hijos a desarrollar nuevas conductas: El moldeamiento

No te quedes sin ver las claves del moldeamiento para aplicar esta técnica con éxito. ¡En menos de 2 minutos te lo hemos contado!

 

El moldeamiento es un procedimiento en el que se refuerzan las aproximaciones sucesivas a una conducta meta. Para que el reforzamiento tenga lugar es necesario que se dé alguna conducta previa. Lo que conseguiréis con el reforzamiento será fortalecer la probabilidad de que la conducta reforzada tenga lugar. Primero empezaréis fortaleciendo aquellas conductas que más se asemejen a la que pretendéis conseguir. Después, iréis incrementando la exigencia progresivamente.

Para aplicarlo, debes seguir tres pasos:

1. Especificad una conducta meta. Ésta debe ser razonable y relevante para los intereses del niño/a. Negocia con tu hijo dónde queréis llegar.
2. Estableced un punto de partida o línea base. ¿Desde dónde partimos?, ¿qué sabe y qué no sabe hacer tu hijo/a en relación con la conducta objetivo?
3. Planificad las aproximaciones sucesivas, es decir, fragmentad la conducta meta en submetas. ¿En cuantos pasos dividiréis la conducta?, ¿cuánto tiempo dedicaréis a cada uno de ellos?

¡Ánimo! Tened en cuenta que las primeras etapas suelen ser más lentas por requerir más práctica que las siguientes, ya que el aprendizaje previo facilita el siguiente. Recordad que al principio el reforzamiento será más frecuente y el nivel de exigencia más bajo.

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Silvia Álava es autora de «Queremos Hijos Felices«, publicado por JdeJ Editores en 2014.

Publicado en: Blog de Gomins, Familia, Inteligencia Emocional

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Cómo elaborar una economía de fichas eficaz en la educación de tu hijo

Cómo elaborar una economía de fichas eficaz en la educación de tu hijo

Por David Pulido

Padres desesperados con sus hijos que acuden a consulta y dicen eso de: “hemos intentado eso que sale en la tele de la cartulina con puntos y con este niño ese truco no sirve”.

Gracias a los medios de comunicación se han hecho muy conocidas en los últimos años estrategias para modificar comportamientos en niños. La citada “cartulina con puntos” es una técnica muy conocida en modificación de conducta llamada economía de fichas que consiste básicamente en dar puntos al niño al realizar ciertos comportamientos que podrán canjearse por un premio.

Un problema recurrente en la popularización de la psicología es que se acaba perdiendo la fundamentación teórica que sostiene una determinada técnica. La economía de fichas no es un truco o un remedio comercial sino que está basada en los principios del condicionamiento operante que establece científicamente cómo se modifican las conductas. Por tanto, si “no funciona” es que no estamos entendiendo el problema de nuestro hijo o no estamos aplicando de manera adecuada la técnica.

Una economía de fichas exitosa necesita de un diseño adecuado

La economía de fichas es muy útil ya que al establecer las conductas objetivo podemos evaluar y registrar el avance, al utilizar un sistema de puntos podemos tener reforzadores inmediatos e infinitos y además implicamos al niño en la consecución de sus logros. Pero no es tan simple como copiar lo que hemos visto en la tele o hacer un catálogo de conductas y premios. Una economía de fichas exitosa necesita de un diseño adecuado que siempre ha de seguir los siguientes puntos clave:

A la hora de elegir las conductas a realizar

  • Conductas operativizables: Las conductas tienen que ser concretas y perfectamente identificables para determinar si se han cumplido o no: “Portarse bien” o “ser cariños” son confusas y ambiguas: Usaremos mejor “permanecer sentado a la hora de comer” o “dejar mi muñeca a mi hermana”
  • Conductas alcanzables: Las conductas, obviamente, han de ser posibles de realizar para su edad y circunstancias. Pero también tienen que estar dentro de su repertorio de aprendizaje. No podemos pretender que un niño que jamás se ha vestido solo lo haga de golpe o que una niña que ha suspendido siete ahora apruebe todas. Por eso reforzaremos conductas que se aproximen a esa meta, como “ponerse la camisa y el pantalón” y cuando ya lo hayan conseguido pasaremos a un nuevo nivel de consecución.
  • Pocas conductas: Es mejor establecer tres o cuatro conductas como máximo. No solo por la dificultad para él sino porque olvidamos que para los padres también es un proceso que requiere paciencia y sistematicidad y no podemos abarcar tanto.

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A la hora de asignar y dar los puntos

  • El punto es inmediato: La gran ventaja de este sistema es que podemos reforzar de manera inmediata con algo simbólico (puntos en una cartulina, fichas que se guardan en una cajita, pegatinas en un corcho…) la conducta que acaba de ser realizada de manera correcta y que si usáramos reforzadores reales (golosinas, cuentos…) no siempre podríamos o deberíamos. Por eso no se puede perder esta inmediatez. Padres que traen a consulta los registros a medias o le dicen al niño que le deben 15 puntos de la semana pasada, no han entendido qué es una economía de fichas.
  • Sistema simple: Puede existir diferentes valores asociados a diferentes conductas (1 punto por lavarse los dientes, 2 por recoger el desayuno…) pero tiene que seguir un sistema simple y no un código numérico que nos acabe perdiendo y al niño tentando a hacer sólo las conductas que le salgan más a cuenta. También hay que tener cuidado con dar “medios puntos” por conductas hechas a medias. Es mucho más eficaz premiar primero por hacerlo regular y luego subir el nivel, como se mencionó antes.
  • Siempre en positivo: Uno de los errores más comunes es establecer un sistema paralelo de penalización y restar puntos si no se consiguen conductas o para castigar otros comportamientos. Está probado que reforzar la conducta adecuada es más eficaz que castigar la inadecuada pero, además, en un sistema de puntos, irlos restando acaba desvalorizando los logros y haciendo que el niño pierda interés.
  • Acompañar el punto de otros refuerzos: Simultáneamente al darle el punto, es imprescindible que le felicitemos verbalmente y con algún gesto afectivo. Estos cumplidos, al asociarse al punto, irán adquiriendo el valor de refuerzo que en muchos casos habían perdido. El punto es provisional, el “muy bien” es para toda la vida.
  • Repaso de los puntos: En una hora fijada, normalmente al acostase, se hará un repaso de los puntos que haya obtenido de manera inmediata a lo largo del día, motivando al niño y haciendo un recuento con los más pequeños sobre cuánto les falta para conseguir su premio.
  • Acotar los puntos: No todo vale puntos a partir de ahora: Solo las conductas que hayamos acordado. Hemos de resistir la tentación de darle puntos al niño cada vez que queramos que haga algo, o conseguiremos que el niño aprenda a negociar todo a cambio de puntos y dejando de perseguir los objetivos propuestos. De igual manera es útil no hablar del recuento y de los premios más que a la hora fijada.

A la hora de elegir los premios

  1. Un abanico de premios deseados: Es bueno que el niño elija, guiado por los padres, los premios a los que pueda tener acceso y que tenga varios, de diferente valor, para elegir según los puntos que vaya alcanzando.
  2. Fáciles de conseguir: Deben existir premios “baratos” que el niño pueda conseguir pronto con pocos puntos para que entienda perfectamente el valor de los mismos y disfrute de su ganancia. En niños más mayores se puede designar un premio final de gran cantidad de puntos pero siempre es importante que existan premios intermedios y que no pase demasiado tiempo sin conseguir alguno o se desmotivarán.
  3. Premios específicos para el juego: Los premios que se elijan no pueden ser conseguidos por otros medios o los puntos no significarán nada. Por eso hay que tener cuidado de no pillarnos los dedos y especificar un premio que luego queramos darle por otra razón o que necesite tener pronto. También hay que tener cuidado con los cumpleaños y las Navidades ya que el niño estará saciado de regalos y no muestre tanto interés en conseguirlos.
  4. Premios no materiales: Los premios no tienen que ser sólo regalos, pueden ser actividades, caprichos, situaciones especiales, como ir toda la familia al zoo, quedarse a dormir con los primos o hacerle su comida favorita, siempre que tengamos en cuenta todo lo anterior.

¿Y si aún así no funciona? Probablemente no estamos teniendo en cuenta otras contingencias que están operando más potentes que el punto o los premio. El caso más típico es la atención parental: el estar detrás de un niño que no hace los deberes toda la tarde puede ser más reforzante que el tener un punto para conseguir un muñeco al cabo de una semana.

También podemos encontrarnos un problema que no está mantenido por el condicionamiento operante. Por eso es mejor acudir a un profesional.  

Cuando el niño ya hace de continuo la conducta no es necesario seguir reforzándole salvo con nuestras palabras y gestos afectivos

¿Hasta cuándo hay que reforzar? Cuando el niño ya hace de continuo la conducta no es necesario seguir reforzándole salvo con nuestras palabras y gestos afectivos, que no dejaremos de dárselos. Además, la realización de esa conducta deseable conllevará sus propias ganancias: “sentirse mayor”, “que me felicite la profe”, “descansar mejor”… El niño ya ha aprendido que esa conducta es reforzante en sí, sin necesidad del refuerzo extra del punto. Es útil ir desvaneciendo la técnica poco a poco, usando cada vez refuerzos más globales y espaciados en vez de cesarla de golpe. Puedes ver un vídeo sobre cómo hacer un programa de refuerzo aquí.

¿Por qué es tan importante el papel de los padres? Por sorprendente que resulte, lo más relevante no es que el niño entienda y aplique la técnica. Sólo el hecho de que los padres entiendan la economía de fichas ya cambia las cosas en casa. Unifican bajo un mismo criterio qué le piden al niño y concretan de manera objetiva sus avances y sus dificultades, se obligan a reforzar de manera sistemática, independientemente de sus despistes o estados de ánimo y además de compartir con su hijo sus triunfos, acaban convirtiéndose ellos mismos en los más potentes reforzadores de las conductas de los pequeños.

 

Publicado en: Blog de Gomins, Familia, Inteligencia Emocional

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